El escenario del Auditorio BB fue el sitio donde Mering llevó a cabo lo que podría ser descrito como una especie de ritual musical en el que su bella voz hechizó a todos los presentes. Desde “It’s Not Just Me, It’s Everybody”, el primer tema de la noche, miles cayeron rendidos ante los versos de la estadounidense. El show significó un breve pero muy significativo recorrido por sus cuatro álbumes, siendo And in the Darkness, Hearts Aglow, el más reciente, pieza central de la velada. De hecho, haciendo honor al título, Mering emocionó a todo el mundo cuando de su túnica blanca, de pronto, emergió una luz roja que simulaba ser su corazón iluminado. Pequeños pero significativos detalles que los fans apreciaron.
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La cantautora aprovechó varios espacios entre las canciones para charlar con el público, cuya entrega realmente la dejó gratamente sorprendida, sobre todo cuando los Simis y cualquier cantidad de regalos cayeron sobre el escenario. Curioso también fue el momento en que comenzó a hablar de todos los DVD de películas que le arrojaron, preámbulo perfecto para la muy cinematográfica “Movies”, que, precisamente, estuvo acompañada de visuales de cualquier cantidad de obras fílmicas.
El show, por supuesto, destacó por la melancolía de las interpretaciones, como la de “Andromeda” o la de “God Turn Me Into a Flower”, pero también por algunos instantes de euforia, como en “Everyday” y “Do You Need My Love”. Mering, además de cantar, tomaba la guitarra o se sentaba frente al piano en diversos momentos acompañando a sus músicos.
Al tratarse del último concierto de esta era musical para Mering, esta no dudó en extenderlo más de la cuenta y cerrarla con “Bad Magic”, tema de su disco debut que interpretó solo con su guitarra completamente sola en el escenario; sin duda, la parte más impactante de la noche.
Weyes Blood se retiró cerrando un ciclo y convertida en un ídolo. No podemos esperar a ver qué hace a continuación.
Por: Diegoberto