Previo al inicio ya había varios elementos que destacaban: la icónica estatua de Hajime Sorayama vigilando a todos en la zona general; edificios en ruinas que evocaban un Toronto destruido; una larga pasarela que se extendía por buena parte de la explanada… El Fin de Semana estaba a punto de empezar. Y así, como si del ritual de una secta secreta se tratase, Abel Tesfaye saltó al escenario resguardado por unas doncellas/bailarinas/guardaespaldas ante el júbilo del público. Enfundado en una capa y portando la ya distintiva máscara estilo Robocop, The Weeknd comenzó con una seguidilla de energéticos temas; “Take My Breath”, “Sacrifice” y “Can´t Feel My Face” pronto dejaron en claro lo que sería la primera de dos noches en el lugar.
El “After Hours Til Dawn Tour”, que promociona los dos últimos discos del canadiense —After Hours y Dawn FM— puede verse como una celebración de la carrera del artista y como una historia postapocalíptica en el que su personaje, el protagonista, nos invita a unirnos a su culto para asegurar la salvación y liberarnos —cof, The Idol, cof—. Los presentes, entregados, no dudaron un segundo en hacerlo, pues le rendieron pleitesía al ídolo robótico en medio del foro y alabaron cada movimiento y palabra del cantante; el concierto pronto se convirtió en un rito musical.
The Weeknd aprovechó al máximo el escenario y la pasarela, dejando que muchos pudieran apreciarlo de distintas maneras. De hecho, durante “Out of Time” y “I Feel It Coming” bajó un momento para ver cara a cara sus fans, quienes hicieron su mejor esfuerzo para cantar con él cuando les ponía el micrófono. Su banda, mientras tanto, posicionada dentro de los edificios semidestruidos, lo respaldaba con potentes ejecuciones de todos sus hits —Mike Dean, colaborador de Tesfaye y parte de los teloneros, es uno de los integrantes—.
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El show es notable por sus distintos elementos teatrales. Las bailarinas son parte esencial, pues su enigmática presencia funciona muy bien dentro del espectáculo. Pasando de marchas solemnes a coreografías desenfrenadas, estas llamaban la atención en todo instante. Los visuales, igualmente, complementaban la narrativa expandiendo el paisaje de desolación, creando una gran vista para todos los que se encontraban en gradas. En suma, se trata de uno esos espectáculos que se disfrutan independientemente de la zona en la que uno se encuentre.
Temas más recientes como “After Hours” y “Less Than Zero” tuvieron un gran recibimiento, pero no se comparó con la reacción eufórica que tuvieron, por ejemplo, “Call Out My Name” o “The Hills”; el recinto estaba lleno de fans que lo han seguido desde el comienzo.
The Weeknd sostuvo una breve pero intensa conversación con sus seguidores, notando los fan projects, conmoviéndose ante las numerosas muestras de cariño y creando todo tipo de situaciones para escalar los ánimos, como cuando se quitó la máscara de la forma más dramática posible.
Para la parte final, Tesfaye salió por última vez subido en uno los edificios para cantar varios covers y colaboraciones con otros actos, entre ellas la explosiva “Moth to Flame”. Como cualquier fin de semana, todos deseaban que nunca termina, pero vaya recuerdo que dejaría en todos los que pudieron vivirlo.
Por: Diegoberto
