Una investigación publicada por un aspirante a doctorado por la USC llamado Matthew Sachs, publicada en Oxford Academic, ha concluido que aquellos que experimentan esta sensación tienen algunas notables diferencias estructurales en el cerebro. Esto significa que estos individuos tienen un mayor volumen de fibras que se conectan con su córtex auditivo asociados con el procesamiento de emociones, lo que quiere decir que estas dos áreas se comunican de una mejor manera. En pocas palabras, personas con una gran variedad de emociones.
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El estudio se llevó a cabo con un grupo de 20 personas. Sachs planea poner a prueba sus descubrimientos en el futuro cercano, esto para poder usarlos en la exploración de las diferencias individuales relacionadas con la capacidad sensorial. El científico explicó que esto podría tener algún tipo de impacto en el tratamiento de cuadros de depresión.
Tal parece que el propósito de Sachs es encontrarle un uso terapéutico a la música.
Fuente: Consequence of Sound